sábado, 7 de julio de 2012

Baúl



Cabían sus pocos secretos en las líneas de sus manos. Veía en ellas su lado masculino. Ingenua, siempre sintió que tenía algunos de radical importancia, ignorando que eran mares en donde ella había nadando atragantándose en aguas saladas. Compartió los importantes y eso la desgarró. Notaba claramente la diferencia entre la libertad que tenía de poseerlos y vivir con ellos con la desvalorización que cualquiera pudiera hacer de estos. Tuvo siempre el derecho de embellecerlos aunque para un Otro fueran, incluso  acciones repudiables. Importantes aquellos que dieron alegría, o sencillamente aquellos que le hacían sentir orgullo seguido del autoreconocimiento y orgullo común: el mundano, o incluso y por qué no, una infinita vergüenza. Sin distinguir mucho entre ambos,  contenta los traía en ella. Sus manos la delataban, parecían refinadas, largas, grandes, poco discretas. Tres eran las líneas sueltas, claras y evidentes que dibujadas en sus palmas fácilmente aclamaban atención. Pero si quiero te cuento decía, si deseo te confieso cualquier cosa. Las vergüenzas que ella procesaba en su memoria eran generadas por un profundo dolor, una desacreditación silenciosa y presente hacia, irónicamente, su existencia y lo que era peor, era Uno el que había insistido en mostrarle esos rostros al idolatrar  sus secretos; ella ni siquiera se interesaba en evaluarlos, mucho menos desprestigiarlos. Sus secretos eran a fin de cuentas historias que ella había vivido con ternura y  en algunas ocasiones, con mucho atrevimiento. Atentó contra ella al intimidar. Eso no le parecía imperdonable, pero sí el no haber podido distinguir a la especie puerco-humano. Sin importarle, seguido intentaba ocultar esa desvalorización en su maleta, en su andar y sobre todo en las intenciones de sus conocidos.  

1 comentario:

  1. Interesante terreno el de los secretos. Y los tratas magistralmente, enfatizando en la subjetiva importancia que tienen para su propietario, en los sutiles lazos que nos unen a ellos...y el valor de su propia calidad de secreto. Me encnta este texto

    ResponderEliminar