Como sentirse de nuevo protagonista, si tenía mucho tiempo
sin seguir su destino. Reconstruir sin saber por dónde comenzar. Suponía por lógica
que primero ridículamente lo haría en su
mente. Idealizar, organizar y llevar a cabo; un poco de suerte, mucha fidelidad
y un hilo de honesta fe. Luego, en el edificio nuevo de su vida. Le gusta mucho
la idea de pensarse como un ser sencillo, a pesar de la sonrisa irónica que siempre
le produce esa mentira. Lejos de serlo, siempre vivía intentando comprobarlo.
Al cocinar, al caminar, al tomar un taxi, al escribir, al sonreír. Al ser
imperfecta. Empezaría, sí primero por comenzar a estar a solas largas jornadas
nocturnas. Verse rota como trozos de vidrio, acompaña por fría e insípida comida
y por fin, aceptar valientemente lo sola que estaba.
Nueva mudanza, gran expectativa. Su hijo ya sabría que
esperar. Una casa grande, toda para ellos dos. Conocería en el estudio de su
madre una nueva dimensión en la que por respeto nunca entraría. Había hecho ya
el acuerdo con él mismo de nunca interrumpir el espacio que su madre sabía él
que nunca estaría de acuerdo en compartir.
Pintura de Froilán León Orozco.
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