sábado, 28 de septiembre de 2013

Habitad, alivio.

Habitada en alivio

La vida cae en sus tobillos
los embebe
los congela

cae por fin
amarilla
  silenciosa

 la serenidad al atender una vida
le pone atención
y la decora;
se distrae y se abandona
 como el azul del lago,
 dulzura de una nota alargada sin palabra


El amanecer queda en un pin en la cortina de su ventana
 lo sostiene al lado del sillón negro
 lo protege del cielo
de ti

Quedaría tan expandida entre labios
  en la serenidad  de una cama blanca
bien habitada
se hospeda por ahora
en la estructura del esqueleto del tronco
Expandida sobre raíces

¿En qué parte se oculta?
¿Dónde sembrar?
Blanco

amplitud implorada
hincada queda por las mañanas separa de sí misma
ordenando los miedos  como su rompa limpia dentro de cajas pequeñas
las quema arrojándolas en el túnel del desamparo

Transparencia adherida,
soltura prometida
una cada día,
 una cada hora

 entre cafés, entre silencios,
entre tazas llega siempre puntual a su cita con el destino solucionado
en la copa, la anula a la tortura,
la decora
con rituales con silencios llenos de cielo
Diana Rosas Castro. Septiembre 27, del 2013.




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