Habitada en alivio
La vida cae en sus tobillos
los embebe
los congela
cae por fin
amarilla
silenciosa
la serenidad al atender una vida
le pone atención
y la decora;
se distrae y se abandona
como el azul del lago,
dulzura de una nota alargada sin palabra
El amanecer queda en un pin en la cortina de su ventana
lo sostiene al lado del sillón negro
lo protege del cielo
de ti
Quedaría tan expandida entre labios
en la serenidad de una cama blanca
bien habitada
se hospeda por ahora
en la estructura del esqueleto del tronco
Expandida sobre raíces
¿En qué parte se oculta?
¿Dónde sembrar?
Blanco
amplitud implorada
hincada queda por las mañanas separa de sí misma
ordenando los miedos como su rompa limpia dentro de cajas pequeñas
las quema arrojándolas en el túnel del desamparo
Transparencia adherida,
soltura prometida
una cada día,
una cada hora
entre cafés, entre silencios,
entre tazas llega siempre puntual a su cita con el destino solucionado
en la copa, la anula a la tortura,
la decora
con rituales con silencios llenos de cielo
Diana Rosas Castro. Septiembre 27, del 2013.
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